Este espectáculo, destinado a las infancias plurales y diversas, propuso una función con adaptaciones pensadas para reducir estímulos sonoros, lumínicos, audiovisuales, ente otros, para posibilitar el disfrute de todas y todos los espectadores. Tuvo un aforo reducido, con aspectos técnicos y espaciales modificados atentos a las necesidades y preferencias de los diversos espectadores: los contenidos, la duración y la escenografía fueron cambiados, el diseño de sonido y lumínico atenuado y, también, hubo guías preparados para la atención a visitantes y un equipo de ANDIS para acompañar el ingreso y egreso al auditorio.
Además, todas las chicas y los chicos que asistieron a esta función pudieron llevar sus auriculares o dispositivos de adecuación sensorial de su preferencia. Todos/as aquellos/as que también necesitaron un espacio más tranquilo durante el desarrollo de la misma función, pudieron hacer uso de un Espacio Distendido y de áreas de descanso.
Para planificar la experiencia con anterioridad, se propusieron algunos recursos informativos para descargar antes de ir a la función. Esos recursos fueron editables para que cada familia con sus niñas o niños pueda incorporar recorridos desde la casa hasta el Centro Cultural Kirchner con imágenes que considere relevantes.
La responsable de Adaptaciones de los canales educativos, Marcela Riquelme, reconoció que el trabajo previo llevó más de un año: “La directora de Pakapaka, Cielo Salviolo, nos propuso armar una función distendida de un musical de Zamba. Pero, nos preguntamos: ¿Cómo armamos una función distendida? Fue, de este modo, que comenzamos a investigar sobre este tipo de funciones que estaban destinadas a chicos y chicas autistas o dentro del espectro, con algún trastorno de aprendizaje o psicomotriz, TDA o hipersensibilidad a los estímulos sonoros, visuales, entre otros”.
Fue, de este modo, que se hicieron cambios en la duración de la obra, se trabajó con la intensidad de la interpretación (para evitar gritos, aplausos, ruidos estridentes), se posibilitó la llegada de algunos instrumentos acústicos para la banda en vivo: “Además, las pantallas que formaban parte de la escenografía se cambiaron por imágenes fijas, la luminosidad se redujo, se bajaron los niveles de audio y se cambió la iluminación para optar por luces cálidas, con movimientos suaves con el fin de evitar que apunten al público, se quitaron los efectos de humo y las luces estreboscópicas”, reconoció.
La misma función se realizó el 27 de agosto pasado, en La Nave de la Ciencia, en Tecnópolis, con más de 300 niños y niñas junto a sus familias, en el marco de la 12° edición del parque bajo el lema “La potencia de lo colectivo”.
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